Albacete: Juan Carlos; Paredes, Pulido, Ramos, Mario Ortíz, César Díaz (Benito, m. 77), Rubén Cruz, Víctor Curto (Samu Delgado, m. 61), Núñez, Carmona (Fede Vico, m. 65) y Antoñito.

Real Oviedo: Esteban; Peña, Bautista, David Fernández, Diegui Johannesson; Susaeta (Aguirre, m. 71), Bedia (Míchel m. 55), Erice, Valle; Toché y Kone (Cervero, m.63).

GOLES: 1-0 Carmona (m. 11), 2-0 Antoñito (m. 13), 2-1 Toché (m. 72), Toché 2-2 (m. 91)

662x372c_06210939img-20160206-wa0008Punto sufrido el logrado por el Real Oviedo en su visita a Albacete, en un partido en el que el equipo local fue superior al visitante durante 70 minutos.

El Albacete salió con las ideas muy claras: presión en la línea de creación del Oviedo, y transiciones vertiginosas con el objetivo de pisar área lo antes posible. No tardó el conjunto manchego en acertar con la portería de Esteban merced a un sensacional zurdazo  desde 30 metros de Carmona ante el que nada pudo hacer el meta avilesino.

Notó el golpe el conjunto azul, que vio, además, como el Albacete volvía a perforar la meta asturiana en una jugada por banda derecha que acabaría con un leve toque de Antoñito al fondo de la red, ante la pasividad de la defensa.

Minuto 14, 2-0 en contra, y pocas ideas sobre el campo. Con este cóctel la tarde no presagiaba alegrías para la hinchada carbayona.

A partir de ese momento el Albacete juntó líneas y regaló el balón al Oviedo que, sin embargo, no tenía una idea clara de qué hacer con él. Edu Bedia trataba de poner cerebro en la medular azul, pero ni era su día, ni sus compañeros parecían encontrar espacios, y los pocos que se generaban siempre acababan con Koné o Borja Valle desasistidos perdiendo el balón.

La sensación general era de llegar siempre medio segundo tarde, dar medio toque de más, o dormirse medio segundo en un control. Especialmente reseñable la actuación de Koné, el jugador más activo del Oviedo, que generó espacios a uno y otro costado, y batalló lo indecible, pero que no fue capaz de firmar ni una jugada con éxito.

El Albacete aprovechaba cada robo de balón para mandar el balón a las bandas, que daban sensación de peligro constante. A nadie le hubiera extrañado que el marcador hubiera sido más abultado al descanso, pero afortunadamente para el Real Oviedo no hubo más castigo.

Equipos a vestuarios, y alegría de la hinchada local, que veía a un buen equipo sobre el campo doblegando a uno de los mejores conjuntos de la categoría.

La segunda parte se inició con un Oviedo algo más intenso, fruto de lo cual rondó las inmediaciones de la portería de Juan Carlos, inédito hasta ese momento. El Albacete siguió mostrando peligro a la contra, con Carmona como principal pesadilla de la zaga azul.

Se pidió penalti en un centro sobre el área manchega por manos de Antoñito, pero el árbitro, bien situado, decidió no concederlo. Debió estimar que las manos eran involuntarias, ya que el balón impacta claramente en el brazo del defensor, estando éste despegado del cuerpo, y cortando un pase.

Egea movió el banquillo, y dio entrada a Michel, recién llegado de la liga china, Cervero, que gozaría de un buen puñado de minutos por primera vez esta temporada, y Aguirre. 662x372c_06210931img-20160206-wa0031

Y algo cambió, difícil definir el qué, pero algo. Dejémoslo en que la salida de Cervero activó en sus compañeros el torrente sanguíneo que une las gónadas con el corazón.

El Oviedo acortaría distancias por mediación de Toché, a pase de Diego Cervero, tras clamoroso error del portero albaceteño. El empate solo podía llegar así, en una jugada sin un ápice de estética, propio del partido que estaban haciendo los azules.

El Albacete se mostró herido, le temblaron las piernas, y le entró pánico a perder. El Oviedo, como el tiburón que huele sangre, notó la debilidad de su rival, y cercó la meta manchega. Michel tomó el mando del centro del campo azul, y el equipo comenzó a moverse con dinamismo. El juego directo desarbolaba a la defensa manchega, que sufría para defender.

El Albacete perdía tiempo, y de qué manera. Constantes interrupciones que generaban la protesta de los asturianos, que veían como la presa se les podía escapar.

Y llegó el 2-2, en el descuento, de nuevo con más épica que estética, de nuevo con la participación decisiva de Cervero, de nuevo con Toché alojando el balón en las redes manchegas en un extrañísimo remate.662x372c_06210924img-20160206-wa0041

Final del partido. El Albacete mereció más durante 70 minutos. El Oviedo mereció más durante 20. Cualquiera podía haber ganado, con lo que es conveniente reconocer la justicia de las tablas.

PROGRESA ADECUADAMENTE: Diego Cervero, impecable en los 25 minutos que disputó, dejando sin argumentos a los que no le ven digno de ocupar una ficha en esta plantilla. Toché, que sigue acallando murmullos a base de goles.

NECESITA MEJORAR: Intensidad, una vez más costó meterse en el partido, y se pagó. Erice no logra recuperar su nivel, y parece algo perdido sobre el campo. Coronó su partido con una tarjeta roja excesiva por parte del árbitro.