Esta historia, más que conocida por todos los oviedistas y por lo que no lo son, viene muy bien en esta semana de desplazamiento para recordar todo lo que nos hubiéramos perdido si aquel “milagro” no se hubiese producido. Esas jornadas repletas de oviedismo, de compañerismo, de alegrías y como no de mucho sufrimiento, pero de un sufrimiento agradecido. Ir al Carlos Tartiere es una sensación indescriptible de emoción y pasión. Ir a un desplazamiento cuando como los miembros de la Peña Oviedista Barcelona y de las otras peñas fuera de Asturias nos encontramos lejos de la tierrina es más que agradecido. Por eso algún día llegaremos a valorar en su justa medida lo que todos aportando nuestro granito de arena conseguimos en el peor momento histórico de nuestro Oviedín.

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Una broma radiofónica, la “locura” de la mejor afición del mundo y el remate de una inversión que nos trae y nos traerá en un futuro muchas alegrías y que nos permitirá seguir disfrutando de estas jornadas.

Siempre estará el eterno agradecimiento a todos y cada uno de ellos y por supuesto siempre tendremos unas palabras para los que desearon nuestro final. ¡ESTAMOS DE VUELTA!

Sergio Vázquez

Textos publicados en los libros “Un derbi solidario”.

Como Heri ha empezado su capítulo confesando, no voy a ser menos. Sí. Lo de «equipos representativos de capitales de provincia que no tienen representación en categoría superior» nació en su día para poder dar el resultado del Real Oviedo. Mala idea no debió de ser porque fue rápidamente asumida por programas similares al nuestro. Un guiño a ciudades grandes que por un motivo o por otro se han visto atrapadas en categorías que no le corresponden por potencial, por afición o por historia.hemerouno

Lo del Real Oviedo sigue, casi diez años después, llevando a la práctica aquello que se nos define como amor en las lecturas de las bodas. Creer sin límites, aguantar sin límites y esperar sin límites. En 2003 creyó que el club podía seguir vivo con una deuda monstruosa, aún teniendo que pasar el trago de ir a ver jugar a su club a barrios de al lado y de la ciudad eternamente rival; aguantó sin límites los ataques desde dentro que intentaron usurparle su vida o, directamente matarlo; y, aún, espera sin límites su momento para volver a codearse con los grandes.

Cuando empezó todo esto de la ampliación de capital, los compañeros de Cope en Asturias me pidieron que mandase un mensaje pidiendo a la gente que participase. Creía, y ha quedado soOVIEDO.jpgbradamente demostrado, que al oviedista de verdad no hacía falta azuzarle demasiado y pedir, lo que se dice pedir, en estos tiempos que corren, tampoco me parecía lo suyo. Por eso, lo que me salió fue una invitación a que el que conociera a alguien con «pasta» le diera a conocer la situación para ver si picaba.

Y eso fue lo que hicimos los de la primera hora de «Tiempo de Juego», un espacio que es y será siempre, digan lo que digan algunos amargados disfrazados de puristas, jijí-jajá porque así lo queremos nosotros y porque así lo espera la gente que nos escucha.

-¿Quién es el tío más rico del mundo?

-Carlos Slim.

-¿Tenemos el teléfono?

-El suyo no, pero el de una de sus dos manos derechas en asuntos deportivos sí, Arturo Elías.

-Pues vamos a llamarle…

Y ahí se puso Dani Martínez a imitar a Butragueño, Hugo Sánchez, Iniesta, Roberto Carlos y demás familia con el otro, que encima resultó ser yerno el magnate, muerto de la risa. A Arturo le quedó la cosilla y luego, vía Twitter o vía lo que sea, la afición, la verdadera protagonista, remató la faena.

No sé por envidia o por gilipolleces grupales se ha querido vender que nosotros hemos querido vender que nosotros solitos hemos salvado al Oviedo. Evidentemente no es así, pero tampoco vamos a caer en la falsa modestia de obviar que, dentro de este cuento de prenavidad, hubo un capítulo de amor sin fronteras escrito por Sid Lowe, un «tocho» deportivo-económico de Marcos López, un tratado de manejo de administración de Toni Fidalgo y una viñeta cachonda y decisiva dibujada por Tiempo de Juego. Y no lo decimos nosotros, lo he reconocido en varias ocasiones el que, finalmente, ha respondido al «show me the money».

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La cosa es que, contra el sentido común, el Real Oviedo seguirá vivo sirviendo de válvula de escape, haciendo de embajador de una ciudad y de una región que no va sobrada de imágenes amables que exportar y, lo más importante, albergando pequeñas historias que, juntas, forman la del club. Las mías son con mi padre en Folgueras, con el micrófono viendo a Tomás marcando un gol desde el centro del campo, maldiciendo las estirpes Skuhravy y Schmidhuber tras la eliminación de la UEFA, sintiendo respingos al ver levantarse el cartel de «Gol en el Tartiere» mientras hacía programas sin pay per view y un vacío tremendo con la caída a los infiernos. Ojalá que, pronto, nuestro Pepe Domingo vuelva a ponerle su voz.

Paco González