La Peña Oviedista Barcelona también colabora con «La Marató de TV3», que este año cumple su 25ª edición y está dedicada al ictus i las lesiones medulares i cerebrales traumáticas.
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Textos publicados en los libros “Un derbi solidario”.
Lo que yo no sabía era que esa tarde iba a cambiar mi vida. O al menos la mitad.
Nacho, papá y yo habíamos bajado a Santianes, donde llevábamos todo el día arreglando los problemas del mundo y de las vacas, que viene a ser lo mismo, al calor del pan moreno y las morcillas infinitas de los de Casa Rosa.
Textos publicados en los libros “Un derbi solidario”.
No sé si los sentimientos, irracionales por naturaleza y siempre incontrolables, se pueden llegar a entender o simplemente se sienten y punto. No lo sé. Pero yo gracias a aquel viernes lo comprendí todo. Entonces ni siquiera me di cuenta, sencillamente lo procesé sin más con toda la ingenuidad y la inocencia de un niño de trece años que soñaba con ser futbolista y, si no, piloto. En aquella época de EGB y ESO ni tenía capacidad ni la necesidad de preguntarme por qué el Real Oviedo. Las razones aparecían obvias, a saber: el equipo era uno de los clubes con más solera de Primera División y cada dos domingos tenías cita en el Tartiere con la élite del fútbol español. Pero es que además, en casa, mamá no te daba de cenar hasta que saliera el resumen del Oviedo en Estudio-Estadio; tío Jaime y tío Pedrote contaban peripecias de su pasado como futbolistas del Real Oviedo y flipabas escuchando la historia de su enfrentamiento contra Cruyff; el abuelo, hoy socio número cuatro, presumía de insignia de oro en la solapa de su chaqueta, y el tío Felinos, que en paz descanse, recordaba lo mucho que había cambiado el club de cuando le tocó presidirlo. Para mí, pues, fue fácil adherirme al oviedismo.
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