Textos publicados en los libros «Un derbi solidario».

Iniciamos esta serie de post con el fin de trasladaros esas anécdotas, curiosidades y sobre todo, esas historias azules que poco a poco han ido forjando la leyenda de nuestro Oviedín, narradas por grandes periodistas pero por encima de todo, grandes Oviedistas. Historias de grandes jugadores, jugadores legendarios y de otros, que no lo fueron tanto; de campos míticos donde el Real Oviedo era respetado, y lo volverá a ser; de aficionados sufridores pero sobre todo, historias de un escudo y una camiseta que tanto nos hace sufrir, que nos emociona y que hace del Oviedismo una forma de vida. En resumen, un rincón para disfrutar de nuestra pasión, Hala Oviedo!!

Dudo mucho que hubiera nadie que tuviera más veces repetido que yo el cromo de Gorriarán. Me salía cada semana y por eso siempre le tuve un cariño especial. Es la primera imagen que me viene a la mente cuando pienso en la época dorada del Real Oviedo. “A mí el que más veces me salía era Ánhel Hicks”, me confesó un día Xavi Hernández. Los cromos marcan mucho el recuerdo de los niños y para muchas generaciones, como la mía y la Xavi, el Oviedo es un equipo mítico, aunque ahora esté jugando en Segunda B. Porque el Real Oviedo es de esos equipos que siempre será de Primera, juegue en la categoría que juegue.

Las trece temporadas consecutivas que estuvo el Oviedo en Primera en los noventa dejaron muchos recuerdos, además de los cromos de Gorriarán y de Hicks. Me viene a la mente el gol de Tomás al Atlético de Madrid desde el centro del campo, la mítica eliminatoria de la UEFA ante el Génova, una victoria ante el Madrid gracias a un gol de Lacatus en el último minuto, aquel centro del campo formado por Bango, Berto, Elcacho y Vinyals y sobretodo los goles de Carlos, uno de los mejores delanteros que he visto en un campo de fútbol y al que tuve el privilegio de entrevistar casi el primer día de mi carrera como periodista.

Como adolescente tuve la fortuna de crecer viendo en el Camp Nou al Barça de Cruyff, Koeman, Laudrup, Guardiola y compañía. Y no puedo olvidar los duelos frente al Real Oviedo, entonces dirigido por Jabo Irureta, que se convirtió en el azote y pesadilla del Dream Team. Durante un tiempo, Irureta y su Oviedo se convirtieron en el rival más incómodo del Barça de Cruyff.

Recuerdo especialmente la visita al Camp Nou tras la eliminación en Génova en la UEFA. El Oviedo viajó directamente desde Italia a Barcelona, tocado tras la eliminación en su primera e histórica participación europea. Hubo sorpresa y el Real Oviedo se impuso en el Camp Nou, con goles de dos jugadores con pasado azulgrana, Carlos y Vinyals. Fue un partido muy serio del conjunto azul, que olvidó el disgusto europeo y demostró una vez más que le tenía tomada la medida al Barça de Cruyff. Una defensa seria, un centro del campo sin complejos y la velocidad de Carlos bastaron para poner patas arriba el Camp Nou y provocar muchas dudas en el entorno azulgrana. El Oviedo fue capaz de derrotar en su estadio a un equipazo que esa temporada acabaría revalidando el título de Liga y ganado la Champions en Wembley.

Plantilla Real Oviedo temp.89-90 - Fotografía extraída de Oviedin.com
Plantilla Real Oviedo temp.89-90 – Fotografía extraída de Oviedin.com

La crónica del partido de ese día del diario Mundo Deportivo destaca que “si un equipo puede hacer saltar la sorpresa en el Camp Nou contra pronóstico, posiblemente este sea el Real Oviedo. Su estilo, su compenetración y el dispositivo táctico de Irureta es justamente la horma para el sistema del Barça de Cruyff, ya que la temporada pasada le hizo tres puntos de cuatro y ya suman cinco de seis en sus últimas confrontaciones, así que no todo puede ser casualidad ni gafe asturiano”.

Por tercer año consecutivo, el Barça de Cruyff tropezaba con la misma piedra, el Real Oviedo. La temporada anterior, el partido del Carlos Tartiere lo había ganado el conjunto asturiano por 1-0 gracias a un gol de Bango y en el partido de vuelta, jugado en el Camp Nou, no pasaron del empate a cero. Fue la primera gran temporada del Barça de Cruyff, en la que ganaron de forma aplastante la primera de sus cuatro ligas, pero en la que no fueron capaces de superar al Oviedo en ninguno de sus enfrentamientos.

Un año antes, en la campaña 89-90, la historia había sido muy parecida. En el Carlos Tartiere se impuso el Oviedo por 2-0, aunque la goleada pudo ser aún mayor. El primer tanto lo marcó Felix Sarriugarte, después de que Zubizarreta le parara un penalti a Carlos, y el segundo lo anotó tras un saque de esquina Gorriarán, que marcaba muy pocos goles y que con este tanto hizo enloquecer al Tartiere. Y en el partido del Camp Nou el Real Oviedo empezó a forjar su leyenda como rival maldito del Barça de Cruyff. Zubeldia, que tuvo una noche memorable en la portería ovetense, y una defensa numantina formada por Zuñiga, Gorriarán, Luis Manuel y Sañudo, aguantaron todas las embestidas del Barça y lograron un resultado histórico, ya que se trataba del primer punto que conseguía el Real Oviedo en toda su historia en el Camp Nou.

Veinte años después, el técnico de aquel Oviedo, Javier Irureta, recuerda que “éramos un equipo muy incómodo para ellos, muy fuerte, con centrocampistas técnicamente bien dotados y con un goleador arriba como Carlos. Cuando jugábamos ante el Barça nunca fuimos de víctimas y ellos nos respetaban mucho. En el Carlos Tartiere se lo poníamos muy difícil, aunque recuerdo sobre todo el triunfo en el Camp Nou después de caer eliminados en la UEFA en Génova”. En el bando azulgrana, Carles Rexach, que era el segundo de Cruyff, admite que “el Real Oviedo siempre nos complicaba la vida en esa época, nos tenía tomada la medida, era un rival muy difícil para nosotros, especialmente en su estadio, en el viejo Carlos Tartiere”.

Pasaron los años, pero el Real Oviedo no perdió su condición de equipo maldito para el Barça. Y si no que se lo digan a Van Gaal, que vio perder a su equipo en sus tres visitas al Tartiere. O al propio Rexach, que perdió su primer partido como entrenador azulgrana precisamente frente al Oviedo. Eso fue el 27 de mayo de 2001 y aquel gol de Jaime, que parecía ser el de la salvación, es uno de los últimos que marcó el Real Oviedo en Primera División.

Edu Polo – Periodista y Socio de la Peña Oviedista Barcelona